
Apreciación Artística
La escena estalla con una intensidad dramática; un torbellino de cuerpos, luz y sombra. Siento el caos: la carrera del caballo, las extremidades que se agitan, el pánico grabado en los rostros de aquellos atrapados en el conflicto. Es como si el artista hubiera capturado un momento suspendido en el tiempo, un tableau congelado de violencia e intervención divina. La composición atrae la mirada hacia un vórtice central de acción, acentuado por la interacción de la luz y la oscuridad. Las pinceladas del artista son enérgicas, casi febriles, transmitiendo la energía frenética del evento. La paleta de colores, dominada por marrones profundos, ocres y destellos de rojo vibrante, crea una sensación de presentimiento y urgencia. Cada figura está representada con una sensación de musculatura y movimiento, lo que aumenta el dinamismo general de la pieza.