
Apreciación Artística
La obra presenta una composición vibrante y simbólica, dividida por un árbol central, con un marcado contraste entre el día y la noche. A la izquierda, un fondo azul profundo sugiere un cielo nocturno adornado con una luna luminosa, estrellas y un pequeño árbol caprichoso. El lado derecho estalla con la calidez del sol, cuyo rostro irradia serenidad y luz. Un árbol cargado de frutos y arraigado en la tierra une las dos mitades.
Las pinceladas del artista son audaces y con textura, dando a la obra una cualidad táctil. La yuxtaposición de lo nocturno y lo diurno, los azules fríos y los naranjas ardientes, evoca una sensación de equilibrio. El texto visible en la parte inferior, representado en un tono terroso grueso, ancla la composición. Se siente como un mensaje esperanzador, un llamado a la acción; una celebración de la armonía. La impresión general es de fuerza y vulnerabilidad, lo que refleja el estado del artista. Se puede sentir la determinación en su espíritu, la búsqueda incesante de la paz.