
Apreciación Artística
Esta obra, de una belleza inquietante, presenta a un ciervo herido en un denso entorno forestal. La cabeza del ciervo es sorprendentemente humana, parecida a un retrato, y su cuerpo está atravesado por múltiples flechas, cada herida un testimonio de sufrimiento. El fondo muestra un bosque representado con líneas verticales y marcadas de árboles, creando una sensación de encierro, incluso de desesperación. El ambiente general es pesado con melancolía, intensificado por la paleta de colores limitada, que utiliza principalmente marrones y verdes. La rama caída en primer plano se siente como un símbolo de la ruptura, que refleja la difícil situación del ciervo. Casi se puede escuchar el susurro de las hojas y el grito silencioso del ciervo, una potente combinación de vulnerabilidad y resiliencia.