

Paul Gauguin
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Obras de Arte
1848 - 1903
Período de vida
Biografía del Artista
Paul Gauguin fue una figura imponente del posimpresionismo, cuya vida y arte se definieron por una búsqueda incesante de lo espiritual y lo «primitivo». Nacido en París, su vida temprana estuvo marcada por la agitación; su familia se trasladó a Perú tras el golpe de Estado de 1848, una experiencia que le infundió una fascinación de por vida por las culturas exóticas. Tras servir en la marina mercante y la Armada francesa, se estableció en una vida cómoda como corredor de bolsa en París, casándose con Mette-Sophie Gad y formando una familia. Su interés por el arte, avivado por la colección de su tutor Gustave Arosa, pasó de ser un pasatiempo a una pasión. Comenzó a pintar con los impresionistas, bajo la tutela de Camille Pissarro, e incluso expuso con ellos a principios de la década de 1880.
El desplome de la bolsa de 1882 destrozó su existencia burguesa y catalizó su compromiso total con el arte. Esta decisión le condujo a la ruina financiera y a la dolorosa separación de su esposa y sus cinco hijos. Incapaz de mantenerlos, se embarcó en una existencia nómada, impulsado por el deseo de escapar de la civilización europea, que consideraba artificial y corrupta. Esta búsqueda le llevó primero a Bretaña, concretamente a la colonia de artistas de Pont-Aven. Allí rompió decisivamente con el estilo observacional del impresionismo, que consideraba carente de profundidad simbólica y poder emocional.
En Bretaña, Gauguin desarrolló su innovador estilo conocido como sintetismo. Junto a artistas como Émile Bernard, fue pionero de un nuevo lenguaje visual caracterizado por planos de color audaces y no naturalistas, contornos marcados y formas simplificadas, inspirado en el arte popular y los grabados japoneses. Su objetivo era sintetizar la forma y el color con la idea emocional o espiritual detrás del tema, en lugar de simplemente representar su apariencia externa. La obra seminal de este período, *Visión después del sermón (La lucha de Jacob con el ángel)* (1888), encapsula perfectamente este enfoque, retratando la visión interior y espiritual de las campesinas bretonas con una nueva y radical estética.
A finales de 1888, Gauguin pasó nueve tumultuosas semanas en Arlés con Vincent van Gogh. Su intensa colaboración, destinada a establecer un «Estudio del Sur», estuvo plagada de conflictos artísticos y personales. Aunque ambos artistas creaban obras profundamente personales y expresivas, sus temperamentos y filosofías sobre el arte chocaban, lo que provocaba acaloradas discusiones. La asociación terminó dramáticamente con el colapso mental y la automutilación de van Gogh. Aunque breve, el período en Arlés fue increíblemente productivo y consolidó aún más la ruptura de Gauguin con el impresionismo, como se ve en obras como *El Cristo amarillo*.
Su anhelo de un paraíso preindustrial le llevó finalmente a la Polinesia Francesa. En 1891, zarpó hacia Tahití, buscando sumergirse en lo que imaginaba como una cultura auténtica e intacta. Aunque desilusionado por el alcance de la colonización francesa, creó allí sus obras más icónicas, inspirándose en la vida, la mitología y la espiritualidad polinesias. Sus pinturas de este período, como *El espíritu de los muertos vela* (1892) y *Dos mujeres tahitianas* (1899), son famosas por sus colores vibrantes y armoniosos y su poder evocador y simbólico. Tras un breve y fallido regreso a Francia, volvió al Pacífico y se estableció finalmente en las Islas Marquesas.
Gauguin pasó sus últimos años en las Marquesas, atormentado por la enfermedad y la pobreza, pero continuando la producción de obras profundas, incluyendo la alegoría monumental *¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿A dónde vamos?* (1897). Murió en 1903, sin que su genio fuera plenamente reconocido en vida. Póstumamente, su reputación se disparó. El uso radical del color y la forma de Gauguin, su rechazo de las convenciones occidentales y su pionerismo en el primitivismo tuvieron un profundo impacto en el arte del siglo XX, influyendo directamente en movimientos como el fauvismo y el cubismo y en artistas como Henri Matisse y Pablo Picasso, asegurando su legado como una fuerza revolucionaria en el arte moderno.