Este delicado dibujo captura un momento lleno de resonancia mitológica y profunda emoción. La figura, trazada con líneas suaves y fluidas, se presenta descalza en una pose contemplativa; su cabeza inclinada sostiene con ternura a un personaje masculino inerte, adornado con elementos florales y musicales, evocando una sensación de trágica ternura. La paleta en tonos sepia y el fino sombreado crean un sutil juego de luces y sombras, dotando a la composición de una calidad etérea y casi onírica. El fondo, sugerido mediante texturas rocosas y ramas, enmarca sin opacar, manteniendo el enfoque en el abrazo íntimo.

La técnica del artista demuestra un dominio del trabajo lineal delicado y la variación tonal, enfatizando la belleza frágil y la tristeza inherentes a la escena. La obra evoca el mito de Orfeo, cuya música y amor trascienden la muerte, invitando al espectador a un mundo donde la emoción y la leyenda se entrelazan. La paleta contenida y el detallismo aportan una cualidad atemporal, mientras que la postura y expresión suaves invitan a una reflexión pausada sobre el amor, la pérdida y el poder del arte para inmortalizar el sentir humano.