

Félix Edouard Vallotton
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Obras de Arte
1865 - 1925
Período de vida
Biografía del Artista
Félix Edouard Vallotton (1865–1925) fue un pintor y grabador suizo y francés cuyo estilo distintivo dejó una marca única en el arte de finales del siglo XIX y principios del XX. Nacido en Lausana, Suiza, en una familia protestante conservadora de clase media, Vallotton mostró tempranas inclinaciones artísticas. Tras graduarse en estudios clásicos en 1882, se trasladó a París para dedicarse al arte, matriculándose en la Académie Julian. Allí estudió con Jules Joseph Lefebvre y Gustave Boulanger, perfeccionando sus habilidades técnicas. Fue un estudiante diligente, pasando innumerables horas en el Louvre, admirando profundamente a los Antiguos Maestros como Holbein y Durero, así como a pintores modernos como Ingres, Goya y Manet. Ingres, en particular, siguió siendo un referente artístico para él durante toda su vida. A pesar de las dificultades económicas iniciales y las preocupaciones de su familia, Vallotton estaba decidido a ganarse la vida como artista, una resolución apoyada por la fe de Lefebvre en su talento.
La temprana carrera de Vallotton estuvo marcada por un enfoque metódico; en 1885, comenzó su 'Livre de Raison', un meticuloso catálogo de sus obras. Sus primeras pinturas, a menudo retratos, mostraban un realismo ingresco que a veces suscitaba críticas por su alejamiento de la tradición académica. Finales de la década de 1880 fueron desafiantes, con dificultades económicas y problemas de salud. Un momento crucial fue su encuentro con los grabados japoneses en la Exposición Universal de París de 1889, que influyeron significativamente en su obra posterior, especialmente en sus xilografías. En 1891, comenzó a experimentar seriamente con la xilografía, dominando rápidamente el medio. Su retrato de Paul Verlaine marcó su entrada en este campo. En 1892, se unió a Les Nabis, un grupo de artistas de vanguardia que incluía a Pierre Bonnard, Édouard Vuillard y Maurice Denis. Aunque asociado con ellos y compartiendo su interés por el Simbolismo y las formas simplificadas, Vallotton mantuvo una personalidad artística distinta, lo que le valió el apodo de 'le Nabi étranger' (el Nabi extranjero).
La década de 1890 vio a Vallotton alcanzar reconocimiento internacional principalmente a través de sus xilografías. Caracterizadas por fuertes contrastes de blanco y negro, amplias masas y detalles mínimos, estos grabados a menudo representaban escenas callejeras, bañistas, retratos y, de manera crítica, la serie 'Intimités' (Intimidades, 1898). Esta serie de diez interiores exploraba encuentros domésticos cargados entre hombres y mujeres, revelando una observación aguda, a veces cínica, de la vida burguesa. Sus xilografías se publicaron ampliamente en revistas de vanguardia como 'La Revue Blanche', consolidando su reputación. Durante este período, también estuvo activo como crítico de arte y comenzó a escribir. Un cambio significativo en su vida ocurrió en 1899 con su matrimonio con Gabrielle Rodrigues-Hénriques, una viuda adinerada cuya familia poseía la prominente galería Bernheim-Jeune. Esta unión le aportó seguridad económica y contactos, lo que llevó a Vallotton a abandonar gradualmente el grabado después de 1901 y concentrarse en la pintura. Se naturalizó ciudadano francés en 1900.
En su período post-Nabi, Vallotton se centró en la pintura, produciendo retratos muy acabados, desnudos, naturalezas muertas y paisajes a menudo pintados de memoria ('paysages composés'). Su estilo pictórico conservó la claridad y los bordes duros de sus xilografías, representados con una precisión realista y carente de emociones. Aunque admiradas por su veracidad y habilidad técnica, sus obras fueron a menudo criticadas por su frialdad y severidad percibidas. Los críticos señalaron una 'sequedad intolerable' y una falta de 'alegría' en sus colores. Sus temas, particularmente los desnudos, eran representados con una objetividad distante que rehuía la sensualidad convencional, lo que llevó a comparaciones con el posterior movimiento de la Nueva Objetividad en Alemania y la obra de Edward Hopper. Retrató a figuras notables como Gertrude Stein, y su retrato de grupo 'Los cinco pintores' (1902-03) capturó a sus colegas Nabis. También continuó con sus actividades literarias, escribiendo obras de teatro y la novela 'La Vie meurtrière' (La vida asesina), publicada póstumamente.
El estallido de la Primera Guerra Mundial afectó profundamente a Vallotton. Rechazado para el servicio militar debido a su edad, expresó sus sentimientos patrióticos y antibelicistas a través del arte. En 1915-16, volvió a las xilografías para la serie 'C'est la guerre!' (¡Esto es la guerra!), sus últimos grabados. En 1917, el gobierno francés le encargó recorrer las líneas del frente, produciendo bocetos que sirvieron de base para pinturas que representaban los paisajes devastados por la guerra con fría objetividad, como 'La iglesia de Souain en silueta'. Después de la guerra, Vallotton se concentró en naturalezas muertas, 'paisajes compuestos' y desnudos cada vez más extravagantes y eróticos. Luchó contra persistentes problemas de salud en sus últimos años, pasando los inviernos en Cagnes-sur-Mer y los veranos en Honfleur. Félix Vallotton murió en París el 29 de diciembre de 1925, un día después de su 60 cumpleaños, tras una cirugía de cáncer.
Félix Vallotton dejó un legado como un artista muy original que, aunque asociado con Les Nabis, forjó un camino único. Se le considera una figura fundamental en el renacimiento de la xilografía moderna, influyendo en artistas como Edvard Munch y Ernst Ludwig Kirchner con su audaz estilo gráfico y técnicas innovadoras. Sus pinturas, con sus superficies lisas, contornos nítidos y subtextos psicológicos a menudo inquietantes, desafiaron la fácil categorización, tendiendo un puente entre el Realismo y el Simbolismo. Su observación fría y distante, particularmente en su serie 'Intimités' y en sus desnudos posteriores, ofreció una crítica mordaz de la sociedad burguesa y exploró complejas relaciones humanas. Aunque quizás no alcanzó la fama generalizada de algunos contemporáneos durante su vida, la visión distintiva de Vallotton, su 'humor ácido, si no irónico', y su capacidad para transmitir inquietud psicológica le han valido un reconocimiento duradero como un artista significativo e innovador de su época, cuya obra sigue resonando con sus premoniciones de ansiedades modernas e incluso cualidades surrealistas.