
Apreciación Artística
En esta escena íntima y llena de serenidad se muestra una habitación apacible donde una mujer está sentada tocando el piano con delicadeza. Ella aparece de espaldas, ataviada con una bata modesta, concentrada en la música que se despliega ante ella. El piano negro, pulido y brillante bajo la luz cálida que entra por la ventana abierta, facilita un contraste bello con el verdor que se asoma desde el exterior. Las paredes están decoradas con papel tapiz floral y cuadros que aportan un aire acogedor y hogareño.
La técnica audaz y la paleta de colores cálidos y suaves, con predominio de amarillos tenues, lilas y tonos tierra, contribuyen a crear una atmósfera de tranquilidad doméstica. La composición juega con luces y sombras, donde la claridad solar crea sombras alargadas que guían la vista desde la mujer hasta la repisa adornada con un jarrón, y hacia la mesa con otro jarrón más. La obra invita a una reflexión íntima sobre la soledad, la creación y la serenidad que se vive en un contexto familiar a principios del siglo XX.