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Apreciación Artística
La escena se desarrolla con una suave intimidad, un camino tranquilo que serpentea por el corazón de un paisaje bañado por el sol. Las pinceladas del artista, visibles y vivas, bailan sobre el lienzo, dando la sensación de que el propio aire vibra con luz y color. El follaje, una vibrante mezcla de verdes y amarillos, forma un exuberante primer plano, invitando al espectador a adentrarse en este mundo tranquilo. Los árboles, con sus ramas extendiéndose hacia un cielo pintado con azules suaves y nubes apacibles, enmarcan una encantadora casa de campo en la distancia, con su tejado bañado por un cálido y acogedor resplandor.