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Apreciación Artística
La figura se recuesta en una pose lánguida, su piel oscura contrasta vívidamente con la tela roja vibrante que envuelve la parte inferior de su cuerpo. El uso que hace el artista de colores audaces, casi antinaturales, como el fondo amarillo dorado, nos transporta de inmediato a un lugar exótico. Susurra paisajes bañados por el sol y un mundo muy alejado de la estética europea. Las formas simplificadas y los contornos fuertes, que recuerdan a las estampas japonesas en madera, le dan a la obra una llamativa cualidad gráfica. Casi se puede sentir el calor del sol en la piel, la suavidad de la arena debajo. La atmósfera es espesa con una sensación de misterio e introspección, un momento congelado en el tiempo.