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Apreciación Artística
La pintura nos transporta a un tranquilo patio de granja, bañado por la luz suave y difusa de un día nublado. Dos edificios rústicos y sustanciales flanquean la composición, con sus techos de paja que aportan una sensación de antigüedad y atemporalidad. Las pinceladas son deliberadas, pero discretas, construyendo las formas con una sutil comprensión de la luz y la sombra. Un césped profundo y verde se extiende ante nosotros, salpicado por la presencia dispersa de aves domésticas, añadiendo un toque de vida y movimiento a la escena, por lo demás serena.