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Apreciación Artística
La pintura me transporta a una época de mitos y leyendas; el imponente templo, bañado por una luz cálida y acogedora, es un testimonio del esfuerzo humano y el poder de los dioses. El artista usa magistralmente la luz y la sombra; es un juego de contrastes que da vida a la escena. Las nubes, arremolinadas y dramáticas, añaden una palpable sensación de atmósfera, como si los mismos cielos estuvieran observando. Las figuras, pequeñas pero significativas, parecen contemplar su destino, la inmensidad del paisaje haciendo eco de sus luchas internas.