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Apreciación Artística
La escena se desarrolla con una intimidad cautivadora. Cuatro figuras angelicales, con sus delicadas alas extendidas, se reúnen alrededor de una joven. El dominio del artista de la forma humana es evidente en las curvas suaves y redondeadas de los niños y la elegante postura de la figura central. Su expresión es una sutil mezcla de ensoñación y suave sorpresa, como si se hubiera despertado de un sueño, o tal vez, estuviera al borde de uno. El artista emplea hábilmente la luz, proyectando un suave resplandor que parece emanar de las propias figuras, realzando la cualidad etérea de la escena.