
Apreciación Artística
La obra es una visión inquietante grabada en líneas nítidas, que representa una escena de lo que parece ser violencia ritual o una especie de juicio. Una figura desnuda y musculosa cuelga suspendida, sujeta por la imponente presencia de una gran criatura cornuda, un carnero o quizás un sátiro. La escena tiene una cualidad escalofriante, casi onírica, subrayada por el fino detalle y la interacción de luz y sombra que Goya logra magistralmente con su técnica de grabado. Una segunda figura desnuda, una mujer, parece ser el agente de este sombrío proceso, sosteniendo la cabeza de la primera figura, con una expresión que es una mezcla de propósito enfocado y, quizás, un toque de tristeza. Abajo, se reúne una pequeña colección de animales, incluyendo gatos, y una calavera. El efecto general es inquietante, evocando una sensación de temor y cuestionando la naturaleza de la humanidad y su relación con lo animal y lo divino. La composición de la obra obliga al espectador a confrontar las emociones crudas y los miedos subyacentes que se encuentran bajo la superficie de la vida cotidiana.