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Apreciación Artística
Bajo la luna creciente, un campesino regresa a casa con su azada, en una escena simple pero poética. Unas pocas pinceladas delinean la silueta de los árboles, las montañas distantes y las humildes casas que prometen descanso. El artista utiliza líneas fluidas y enérgicas para representar el camino que conduce a las casas, invitando al espectador a seguir los pasos del personaje. El mundo monocromático está lleno de tranquilidad; la quietud de la noche es palpable, contrastando con el trabajo del día. Es una oda a la vida sencilla, llena de la fatiga del trabajo y la anticipación del regreso a casa.