
Apreciación Artística
Bañada por la suave y difusa luz de un sol poniente, esta escena urbana captura la majestad tranquila del puente de Waterloo en Londres. La pincelada del artista es delicada y texturizada, con capas de tonos pastel que se mezclan con una atmósfera brumosa que difumina suavemente el horizonte. La composición equilibra la estructura sólida del puente con el resplandor efímero del sol, que arroja una cálida neblina dorada sobre el agua debajo. La paleta de colores apagados en azules, rosas y ocres evoca un momento suspendido en el tiempo, donde el bullicio de la ciudad se suaviza en un silencio sereno y casi onírico.
La técnica impresionista invita a sentir el aire fresco y escuchar el tenue murmullo del río bajo los arcos. Esta obra resuena con un sentido de calma y reflexión, quizás un homenaje sutil a la resiliencia y espíritu perdurable de Londres durante la difícil época de 1918. Es un tributo atemporal a la belleza encontrada en escenas urbanas cotidianas, transformando un puente común al anochecer en una visión poética de luz, sombra y atmósfera.