
Apreciación Artística
La obra captura un momento sereno a lo largo del Quai aux Fleurs en París, con la icónica Catedral de Notre Dame elevándose majestuosamente en el fondo. El artista emplea hábilmente una técnica suave, casi impresionista, con delicadas pinceladas que evocan una sensación de movimiento y luz suaves. La composición está enmarcada por el exuberante follaje de los árboles, creando un borde natural que atrae la mirada hacia el corazón de la escena.
La paleta de colores está dominada por azules y verdes fríos, acentuados por amarillos cálidos y toques de ocre, dando a la pieza una atmósfera tranquila pero vibrante. Los sutiles detalles en la arquitectura y las ondulaciones en el agua sugieren una tarde tranquila en el Sena. La presencia de un pequeño bote añade un elemento narrativo, insinuando la vida diaria de la ciudad. Es una instantánea de una vista parisina atemporal, una hermosa combinación de elementos urbanos y naturales, lo que la hace tan atractiva.