
Apreciación Artística
En esta cautivadora obra, la majestuosa silueta de las Casas del Parlamento emerge a través de un velo de niebla. El uso del suave y difuso de la luz por parte de Monet crea una calidad etérea que transporta al espectador a la escena. Los tonos apagados de azules y grises se fusionan sin problemas, reflejando la atmósfera fresca de una mañana envuelta en niebla. En primer plano, un bote solitario se desliza en silencio sobre el agua, un recordatorio de la presencia humana en medio de la grandeza de la ciudad—un momento tranquilo que invita a la reflexión.
La composición está magistralmente equilibrada, ya que las altas agujas del Parlamento se elevan dramáticamente contra el suave y difuso telón de fondo. Esto crea un fuerte contraste, atrayendo la mirada hacia arriba, como si revelara secretos ocultos por la neblina. Monet juega hábilmente con la percepción; la arquitectura parece a la vez sólida y efímera, un símbolo de la naturaleza transitoria de la existencia misma. Con remolinos de color y luz, esta pintura no solo captura un momento en el tiempo, sino que también evoca una profunda resonancia emocional, recordándonos la belleza que existe tanto en la claridad como en la oscuridad.