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Apreciación Artística
La escena se despliega ante nosotros, un suave panorama de la vida rural; un caballo blanco pasta pacíficamente en un prado bañado por el sol. El artista captura la esencia de una tarde tranquila, la luz baila sobre la hierba verde y las colinas distantes. Las pinceladas, visibles pero mezcladas, crean una sensación de ligereza y movimiento, como si la propia brisa susurrara entre los árboles. La firma del artista y el año se colocan sutilmente en la esquina inferior izquierda, un testimonio silencioso del momento capturado. La composición está equilibrada, con el caballo anclando el primer plano y los edificios situados en el fondo, guiando la mirada a través del idílico paisaje.