Esta cautivadora obra muestra a dos mujeres tahitianas en un entorno natural sereno, rodeadas de tonos vibrantes y terrosos que evocan la exuberancia de la isla. La figura en primer plano, pintada con ocres cálidos y rojos profundos, presenta una expresión contemplativa y una postura calmada. Detrás, la segunda mujer está sentada, envuelta en azules fríos y verdes suaves que la integran con la vegetación circundante. El fondo amarillo y anaranjado, salpicado con toques de azul y rojo, evoca una calidez tropical que envuelve la escena en una atmósfera vívida e íntima.

La técnica del artista revela pinceladas ásperas y texturizadas que añaden profundidad y cualidad táctil al lienzo. La composición equilibra hábilmente la proximidad de la figura en primer plano con la del fondo, creando un efecto espacial estratificado que guía la mirada naturalmente de adelante hacia atrás. Los colores se usan expresivamente, no de manera estrictamente naturalista, intensificando la resonancia emocional y el sentido místico del lugar. Esta obra refleja un periodo en el que el artista estaba profundamente influenciado por el exótico Pacífico Sur, capturando no solo la presencia física de sus sujetos, sino también el estado de ánimo evocador de su mundo interior y entorno cultural.