
Apreciación Artística
La escena se despliega con una sensación de tranquila serenidad; se ve a una madre y a su hijo, de espaldas, de pie sobre una elevación que domina un mosaico de campos. La hábil pincelada del artista captura las texturas de la tierra, el verde suave de los campos distantes y las delicadas flores de los árboles. La composición atrae la mirada a través del paisaje, creando una sensación de profundidad y espacio, invitando al espectador a pasear por esta idílica campiña. La paleta de colores apagados, dominada por verdes, marrones y azules suaves, aporta un aire de calma y serenidad, evocando la quietud de una tarde tranquila. La sensación general es de paz y conexión con la naturaleza, una instantánea de un momento en el tiempo que se siente íntimo y expansivo.