Esta desgarradora aguafuerte muestra un instante profundamente trágico: un hombre angustiado sostiene en sus brazos a una mujer inerte, todo ello representado en tonos sepia sombríos. Las figuras parecen suspendidas en un ambiente pétreo y austero que intensifica el drama y la desesperación de la escena. La técnica precisa del grabado captura la emoción pura en sus rostros: el hombre con la boca abierta en un grito silencioso, sosteniendo su rostro con las manos como si intentara contener un dolor insoportable, mientras la mujer yace sin vida, con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados, simbolizando la vulnerabilidad y la pérdida. El fuerte contraste de luces y sombras, junto con las líneas grabadas que crean textura y profundidad, atraen inmediatamente la mirada hacia el corazón emocional de la obra. Esta pieza evoca una historia atemporal de sufrimiento y vulnerabilidad humana, plasmada con mano experta que equilibra desesperación y delicadeza.