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Apreciación Artística
La escena se despliega ante nosotros como un recuerdo susurrado. Una amplia avenida adoquinada se extiende hacia la distancia, desapareciendo en la suave bruma atmosférica. A la izquierda, una gran estructura se alza imponente, su arquitectura suavizada por la luz difusa; una bandera, con sus colores apagados por el clima, ondea desde un alto mástil. Carruajes tirados por caballos y figuras, cuyas formas han sido simplificadas por la mano del artista, serpentean por la carretera, cada uno una pequeña narración en la historia más amplia del día.
El Palacio de Cristal
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Donde yace la tranquilidad, no existe la guerra; la energía de las armas se disuelve en la luz del sol y la luna