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Apreciación Artística
Esta obra muestra un molino de agua contra un cielo nublado y sombrío, evocando una sensación de tranquilidad en contraste con una tensión latente. El edificio, con su oscura estructura de madera y su distintiva rueda de agua, se destaca prominentemente, su silueta suavizada por el paisaje natural que lo rodea. La paleta está dominada por grises apagados y tonos terrosos, permitiendo que el molino se mezcle perfectamente con el entorno natural, pero a la vez permaneciendo como el punto focal de la pieza. Cada pincelada parece transmitir no solo forma, sino también el peso de la atmósfera; el cielo pesado cuelga bajo, casi como si fuera un presagio de cambio.