
Apreciación Artística
Bañada por el suave resplandor de la luz de la luna, la escena se despliega sobre un cuerpo de agua tranquilo que refleja la luminiscencia plateada con un brillo tenue. La composición equilibra magistralmente las siluetas oscuras de los árboles a ambos lados con la delicada arquitectura de los edificios distantes en el horizonte. El silencio se siente casi audible: el susurro de las hojas, el suave chapoteo del agua y el canto lejano de las aves acuáticas completan este tranquilo cuadro nocturno.
La técnica del artista revela un manejo refinado de la luz y la sombra, destacando el resplandor de la luna que se difunde suavemente en el cielo y el agua, creando un ambiente de serena contemplación. La paleta apagada de azules, grises y tonos tierra realza la calma, invitando al espectador a un momento de reflexión pacífica. La obra también evoca una sensación de profundidad histórica, capturando un paisaje urbano atemporal visto a través de la serenidad natural.