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Apreciación Artística
La escena se desarrolla con una cualidad onírica, un momento capturado en el abrazo de un paisaje verde. Una figura, casi etérea, señala a un magnífico caballo azul oscuro; sobre su lomo, una joven, desnuda y a sus anchas, cabalga a la jineta. Las pinceladas deliberadas del artista crean una sensación de quietud, una pausa dentro de la narrativa. Los colores suaves y difuminados crean un equilibrio armonioso. La tierra se extiende detrás de ellos. Otras dos figuras están de pie, envueltas en tela sencilla, su presencia se suma a la sensación de un momento de contemplación compartida, o quizás una observación silenciosa. Toda la escena tiene un efecto poderoso y evocador.