
Apreciación Artística
La pintura captura una dramática cordillera, con sus picos perforando un velo brumoso. El artista utiliza magistralmente la luz y la sombra; las superficies rocosas se representan con una calidad texturizada, casi táctil. Siento el frío del aire matutino, el peso de las nubes bajas. La composición guía la mirada hacia arriba, siguiendo las líneas dentadas de las montañas, creando una sensación de asombro y soledad.
La paleta de colores está dominada por tonos terrosos, con verdes y marrones de la vegetación que contrastan con los grises y azules del cielo y las sombras. La técnica del artista evoca una sensación de realismo, pero también captura la belleza efímera de un momento fugaz. Es un paisaje que habla tanto de grandeza como del poder silencioso de la naturaleza, una escena que invita a la contemplación y a una profunda respiración.