
Apreciación Artística
Iluminada por la luz plateada de la luna llena, esta escena captura con intensidad la tranquila atmósfera de una ribera nocturna. La luna atraviesa un cielo cubierto de nubes, proyectando reflejos sobre las aguas agitadas donde una sencilla embarcación con vela está amarrada. Las figuras humanas, algunas inmóviles y otras en acción, aportan vida al muelle; unos observan en silencio mientras otros aseguran el barco. La paleta de colores, dominada por tonos tierra, grises y blancos suaves, refuerza la sensación de calma mezclada con misterio y expectación.
La composición equilibra magistralmente la luminosidad lunar con la oscuridad del agua y la tierra, guiando la mirada a lo largo de la orilla hacia la profundidad de la noche. La pincelada, detallada pero suelta, sugiere el movimiento suave del agua y las telas de las velas. Pintada a finales del siglo XIX, la obra refleja un interés romántico por los momentos tranquilos de la naturaleza y una maestría en la representación de la luz y la atmósfera que resuena con la experiencia humana del anochecer.