
Apreciación Artística
La obra te confronta con una imagen cruda e inolvidable: dos figuras, ambas inconfundiblemente la misma mujer, sentadas una al lado de la otra contra un telón de fondo tormentoso y nublado. Sus manos están entrelazadas, un gesto de conexión que se siente a la vez tierno e inestable. Una figura, vestida con la tradicional vestimenta Tehuana, está completa, mientras que la otra, vestida con ropa europea, tiene una herida abierta que expone su corazón latiendo, que está conectado a través de una vena al corazón intacto de la otra figura. Las tijeras cuelgan, goteando sangre, de la mano de la mujer herida, una metáfora visual del dolor de la separación. El cielo de fondo se arremolina con nubes oscuras y amenazantes, intensificando el peso emocional de la escena. La paleta de colores está dominada por tonos fríos – azules y blancos – contrastados por el rojo de la sangre y los corazones expuestos, creando una tensión escalofriante pero cautivadora. Puedo sentir el dolor de la pérdida y la fuerza de la resiliencia resonando a través de las pinceladas.