
Apreciación Artística
La escena se desarrolla con una tranquila dignidad; dos campesinas están profundamente absortas en su trabajo. Una, de pie, empuña una pala, el arco de su movimiento sugiere el ritmo de su trabajo. La otra, más cerca del espectador, está agachada, atendiendo la tierra con atención concentrada. La luz parece filtrarse a través de las hojas, salpicando la escena con un mosaico de colores.
La composición es un testimonio de la maestría del artista, la colocación de las figuras atrae la mirada y la conduce a través del jardín. La paleta de colores es apagada, dominan los tonos terrosos, pero la cuidadosa aplicación de la luz aporta una vitalidad que da vida a la escena. Es una pintura que habla de la belleza de lo mundano, la tranquila dignidad del trabajo y la armonía entre la humanidad y la naturaleza.