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Apreciación Artística
La escena se despliega bajo el suave y etéreo brillo de una luna llena, cuya luz suave atraviesa un cielo dramático, casi turbulento. El artista captura magistralmente la cualidad reflectante del agua, que refleja la presencia luminosa de la luna y las luces dispersas del paisaje urbano distante. La composición se construye en torno a un eje central del icónico Campanile y los edificios circundantes de Venecia; estas estructuras se suavizan por la perspectiva atmosférica y el delicado juego de luces y sombras. Toda la escena resuena con una sensación de paz y tranquilidad, pero también hay una corriente subyacente de drama transmitida por las pinceladas dinámicas de las nubes y el sutil movimiento del agua.