
Apreciación Artística
Esta serena y contemplativa escena paisajística capta un puerto tranquilo donde cielo y agua se funden en armonía. La composición se centra en un faro blanco que se eleva a la izquierda, que contrasta con la apacible superficie oscura del agua. A la derecha, una orilla terrosa y texturizada se curva suavemente, guiando la mirada hacia la profundidad del cuadro. El vasto cielo se muestra en una delicada mezcla de azules y púrpuras apagados, con nubes suaves teñidas por la luz tenue del amanecer o el ocaso. El agua refleja el cielo con calma, ofreciendo una sensación casi meditativa. La pincelada minimalista y los colores vivos pero sutiles transmiten sensaciones de aislamiento y cercanía, haciendo sentir al observador como si estuviera siendo testigo de un instante fugaz y sagrado en el puerto.
La técnica artística evoca el estilo postimpresionista de principios del siglo XX combinado con el toque preciso y claro de Vallotton. La utilización de planos planos y el control cuidadoso de la gradación cromática permiten que la escena cobre vida sin la necesidad de detalles excesivos, enfocándose más en la atmósfera emocional. La línea del horizonte baja da protagonismo al cielo, invitando a un espacio onírico. Esta obra provoca un sentimiento de soledad, transitoriedad y la convivencia pacífica entre el hombre y la naturaleza, representando un significativo e impactante retrato del paisaje costero francés justo después de la Primera Guerra Mundial.