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Apreciación Artística
La escena se desarrolla con una energía cruda, casi primigenia. Amplios trazos de color definen un paisaje bañado por la intensa luz de Bretaña. La composición está dividida, pero armoniosa, la inmensidad del agua se encuentra con la tierra con una conexión vibrante e tácita. El cielo, un naranja ardiente, se funde con el azul del agua, reflejando la intensidad del sol. Una figura, representada con una calidad simple, casi infantil, se encuentra en primer plano, su presencia es a la vez terrenal y etérea. Una bandada de gansos puntúa el paisaje. La pincelada es pesada, los colores son descarados, un testimonio de la participación directa del artista con su tema.